Este pasado jueves, los alumnos de 2º de bachillerato escucharon a Sebas Lorente, quien quedó paralítico tras un accidente después de una noche de fiesta. Pero su charla no trataba de alcohol o drogas, sino de algo más profundo: la importancia de tener personalidad.
Habló sin rodeos sobre la toma de decisiones y la importancia de sus consecuencias, animando a los jóvenes a decidir por sí mismos y demostrar que su generación está a la altura. Recordó que los errores tienen un precio y que, aunque se puede aprender a vivir con secuelas físicas, las emocionales «te las tienes que comer con patatas». Desde su silla de ruedas, se definió como «el tío más feliz del mundo» y dejó claro que, aún con una discapacidad se puede llevar una vida plena (¡y hasta jugar al golf!), pero que arruinar la vida de otro es algo muy distinto.
Con crudeza y datos, insistió: cuando escuches «tranqui, yo controlo», huye; identifica a tu enemigo y evita errores irreversibles. Nada de ceder a la presión social, porque «luego no vale llorar».
Para finalizar, Sebas se quedó respondiendo a todas las preguntas sin filtro ninguno, demostrando que era «un tío chill», pero respondiendo con verdades y sin medias tintas, dejando claro que no hay plan B: hay que vivir al máximo y soltar lo que no está en nuestras manos.
La charla se alargó algo más de lo previsto, pero nadie tenía prisa por irse. Su mensaje caló tan hondo que, tras terminar, varios alumnos siguieron preguntándole y agradeciéndole su testimonio.
Gracias a Sebas Lorente y a la Fundación Abertis por esta valiosa experiencia. Ahora, la responsabilidad es nuestra.
