Paradigma de Pedagogía Ignaciana

La pedagogía ignaciana es el modelo de enseñanza-aprendizaje propio de los colegios de la Compañía de Jesús y tiene como objetivos:

  • Enseñar a ser.
  • Enseñar a pensar.
  • Enseñar a aprender.

Esta pedagogía propia se apoya en los ámbitos científico-técnico y humano-cristiano de tal manera que los alumnos «vuelvan a casa no solo más sabios sino mejores» (San Ignacio de Loyola).

El modelo pedagógico ignaciano se desarrolla a lo largo de cinco movimientos sucesivos.

Situar la realidad en un contexto

teniendo en cuenta la situación personal de cada uno de sus alumnos y la realidad del momento histórico y del ámbito social en el que se encuentra.

Experimentar desde la realidad

promoviendo actividades de enseñanza-aprendizaje, con variedad metodológica, que se transformen en una experiencia de aprendizaje cognoscitiva, psicomotriz, afectiva e imaginativa. La pedagogía ignaciana busca que toda la persona (mente, corazón y voluntad), se implique en la experiencia educativa.

Reflexionar sobre las experiencias de aprendizaje

de modo que el alumno pueda entender e interiorizar la importancia y el significado de lo que está estudiando.

Actuar según lo aprendido

desarrollando sus competencias y generalizando lo aprendido a otros entornos diferentes a las áreas académicas, de manera que puedan ser competentes en situaciones nuevas.

Evaluar la acción y el proceso seguido

pretendiendo una evaluación integral del alumno, que ponga el foco no sólo el dominio cognitivo, sino que tenga en cuenta el nivel de madurez, la capacidad de reflexión y las actitudes que va desarrollando. Promueve igualmente que los alumnos evalúen sus propios procesos y resultados del aprendizaje, adquiriendo esquemas personales que les pueden servir en futuras situaciones y circunstancias.